Escribir por escribir, escribir los diarios, escribir la vida. Supongo que debo dedicarle más tiempo a la ficción. La vida que planeaba no era esto.
*
Ahora caigo en cuenta cómo me robaron. La mujer dice que la escribana cobra más. En el momento, aunque caí en cuenta, ella me dijo que lo otro era lo de los informes. Pero no, sobraba plata, di de más, porque me dijeron que lo de la escribanía era más. Inmobiliaria y tramoyas. La soledad, la noche, la tranquilidad de poder dormir y dedicarme a lo que quiera. El anhelo de la tarjeta de crédito ahora, del adelanto del sueldo de diciembre, comprar el aire, el televisor, las cosas que me hacen falta para continuar con la vida mejor que antes. Ha sido un buen cambio.

*
Pesadez, llenura, gordura. Laitan dice que después de todo lo de este año, si se retrasan en entregar las cortinas, no me haga problema. El tema me tuvo ansioso todo el día. Pasé las horas incómodo. Quiero terminar de mudarme. Y hay algo de no tener las cortinas, los cuadros colgados, que me hace sentir que no termino el proceso.
No busco castings. No dedico a nada estos días que habito la extrañeza del nuevo departamento. Fumo cannabis todo el día. Si pudiera relajarme, no angustiarme.
*
Como si no pudiera relajarme a causa de los comentarios en internet que leí sobre el lugar donde tuve por suerte comprar las cortinas.
Que si estoy solo, que nadie me ayuda, que si la vecina puede escucharme, o si el olor a marihuana llega a otros departamentos. Que el porro ya no me hace efecto, y que quiero darle resolución a todo pronto. Que llega navidad, año nuevo, y que qué voy a hacer. Que no puedo expresar enteramente cómo me siento, no puedo terminar de desahogarme, no encuentro placer. Los días pasan como si una nebulosa de porro, ansiedad, sorpresa, me impidiera disfrutar la cotidianidad. Días bisagra, días de espera. Porque hasta que no instalen esas cortinas no voy a estar tranquilo.
Si tan solo pudiera relajarme, sentirme en casa, cómodo, olvidar las vicisitudes de la cotidianidad, de la vida doméstica, y no tener nada más que hacer si no escribir. Supongo que las próximas dos semanas serán así.
Y masturbarme porque en medio de la vorágine de emociones difíciles, en medio de la culpa por la ingesta excesiva de alcohol y comida, no tengo fuerzas ni tiempo para buscar a un hombre. Recluirme aunque empiece a notar la necesidad. Pero qué pereza, cuánto hay que hacer, pretender, ocultar las carnes.
Hoy pasé por un lugar donde hisopaban gente en la calle. Eso creo. Ahí en la calle. Estaba todo abarrotado, bicicletas, gente haciendo fila para hisoparse, ni espacio para caminar había. Cuando camino, pienso cosas que digo merecen ser escritas, cosas que veo o escucho y parecen lindas de ser contadas, luego las olvido. Cosas como la chica que gritaba “no toquen bocina, anden en bici, no sean giles”. Iba yo de malhumor y tampoco empaticé con ella. Cuando estoy de mal humor, odio a todos.
¿Cuál es la opción ahora? La misma de siempre, buscar un hombre en Internet.
Antes disfrutaba más el oficio de crear, la escritura, digo. ¿Habrá teatro el año que viene? ¿Podré hacer teatro el año que viene?
Si pudiese encontrar compañía, si fuese menos difícil.
*
Acá, en este departamento, siento el ascensor, cuando suben y bajan. No todo puede ser color de rosa. Por supuesto, es un edificio y da a interior. Es más tranquilo que el anterior. Incluso la zona, aunque sigue siendo bastante movida. Quiero irme al campo, al mar, a un lugar con poca gente, quiero un amante, y escribir mirando el mar.
Escribir tranquilo. Sin la presión de ellos. Aunque ellos no paran, la pelota sigue girando, ahí adentro hay personas para quienes el trabajo es su vida, tienen una concepción diferente de lo laboral.
Llego de caminar, preparo el baño. Fumaré, leeré adentro de la bañera, me relajaré, es justo y necesario, supongo. El burgués toma su descanso.
En la calle, cuando salgo, miro hombres, sus cuerpos, los deseo. Le dije a Huán, con otras palabras, pero esto en definitiva- que no tendría sexo con nadie. Se lo dije porque me invitaron a pasar la nochebuena con ellos.
*
Mal humor. Tormentos. Mal humor por las cortinas cuya fecha de instalación no confirman. Ahora dicen que mañana. Y para colmo, se trabó la persiana del cuarto, y es un presupuesto que no contemplaba. No me llaman del banco para darme la tarjeta de crédito.
Violencia, eso tengo. Y no puedo hacer más que esperar, tener paciencia. Odios múltiples porque las cosas no se resuelven a la velocidad que quisiera, porque todo tarda, porque son lentos y vagos.
La pandemia y la imposibilidad de hacer. ¿O es la imposibilidad una mera excusa? Otra vez, de nuevo, queriendo que alguien me diga qué hacer, porque no tengo ni puta idea de cómo continuar o moverme. Sin embargo, sigo.
Todo despacio, todo con calma, y no puedo tranquilizarme, no sé qué me falta.
Me digo más o menos lo mismo a veces. Me respondo más o menos lo mismo. Después pienso que debemos ser varios. Al pedo pienso eso, me digo también. Y sigo (escribiendo). Abrazo 👌😊
LikeLike
¡Eh, Leonel! Recién leo tu comentario. Gracias por leer y por pasarte por acá. Que tal vez no es tan al pedo, ojalá, lo de escribir, digo 🙂 Un saludo. A seguir dándole al teclado. ¡Buen comienzo de año!
LikeLiked by 1 person