
Tal vez no es mi momento aún. Todavía. Tal vez estas líneas son mi obra también. Me juzgo demasiado por no concentrar este tiempo y esta energía en ficción. ¿Pero no es acaso esta la ficción de mis días? Qué sé yo, es lo que puedo escribir en el tiempo que dedico a ello. Después, la ficción. Me cuesta entrar, despojarme de todo eso ahí afuera, de la mugre del contacto con los demás, de las energías, los encuentros. Los detesto. Por momentos los detesto. Por momentos entro en niveles altos de violencia.
Es eso, que me cuesta entrar en el arte, en la ficción, aislarme a mi mundo de fantasía para poder crear. Crear desde la comodidad. Y por más que haya entrado en cierta zona de confort, no estoy cómodo en la cotidianidad como para adentrarme así no más en la construcción de una historia.
Y este constante pensar en mí y en mi vida. Esa oficina se lleva demasiada cantidad de mi tiempo, y debo descansar de ella, de ellos.
Aquí descargo, definitivamente.
Dicen que esta noche va a bajar la temperatura. Hoy me mojé bajo el agua de lluvia. Es bueno haber podido comprar dólares antes del impuesto o la suba que se viene.
*
Comeré tan solo porque es bueno hacerlo. Pero no tengo ganas. Tenía ganas de fiesta. Aunque no tengo mucha energía. Pero siempre la idea de la euforia, de los cuerpos, de la calle, me atrae. Es mejor comer, me digo. Comer un poco y relajarme en la cama. Y dormir hasta mañana. El pintor vendrá temprano.
*
Amanecí cagado. Ya me había pasado el otro día. No a la misma hora. Pero sí eso de que se me escapara la mierda. Que va a ser. Estoy tomando mucho vino. Y eso que no he caído de nuevo. En la cocaína quiero decir. Tampoco tengo energía. Ese vino de anoche. Nada que dejo de tomar vino.
Los pintores. Han puesto la radio. Les he traído facturas. No les pregunté si habían desayuno.
Mil vueltas con eso de la pintura. Mal humor. Más presupuesto de lo que había pensado. Mucho más. Y me enoja.
Quiero dormir bien. Hace días que no duermo una buena cantidad de horas. Quiero compañía. ¿Por qué esta sensación de impureza, de suciedad constante? Me siento un ser horrible.
Le escribo al hombrecillo ese al que le pago.
¿Esta noche volveré a tomar? No debo. Debo tomar una pastilla. Pero quisiera comprar cocaína. Y enloquecerme de nuevo, ir en busca de hombres, pijas.
Pero ya hoy he amanecido cagado. Se ve que el estómago no soporta los embates que le di durante los últimos días, no soporta el alcohol, que es parte de la rutina.
Quiero desintoxicarme. Y permanecer tranquilo.
Ya veré qué me depara el destino. Pero mejor dormir, sí. Mejor mantenerme descansado. El próximo fin de semana será la sesión de fotos. Ahora no me veo tan bien como hace un tiempo.
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Pampeano tiene una pija grande. Viene a casa. Le doy una suma de dinero (no muy abultada, debo aclarar) y se acuesta conmigo. A veces se queda a dormir. A veces, charlamos. A veces me penetra él, otras veces lo penetro yo. En realidad, es más común que lo penetre yo a él, porque su pija es grande. Y porque hacemos lo que yo diga, porque yo pago. Pampeano es divertido. Pero me cobra. Yo he preferido pagar esa suma a aguantarme la histeria del mundo afuera.
No quisiera pagar por sexo. No quisiera verme en la necesidad. Pero ¿de dónde me saco un hombre? ¿Debería quedarme con el deseo?
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Ya amaneció. Recién llego de fiesta. Pedí un delivery. Luego me arrepentí. Tal vez sean banales estas palabras. Tenía hambre. Luego vi que tardarían demasiado. Para pasar el tiempo, escribo. Tengo sueño. Comería tan solo la factura esa que guardé. Pero no . Ya he pedido la hamburguesa, los nuguets. Así los llaman: nuguets. Lo he escrito mal, supongo.
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La industria de la comida y toda la miseria que arrastra por detrás. Los humanos. Pero qué más da. No podemos hacer todo perfecto supongo. No existen las utopías. ¿No existen? Es todo un brete eso de la alimentación.
He gastado más de lo que debía. Siempre en comida. Ahora debo tranquilizarme. El olor a pintura me da la sensación de novedad.
El nivel de gastos. Y debo ser agradecido. Se cuela la culpa. Porque ya aprendí a ser austero en una época. ¿Y cómo vivía entonces antes? Pero qué más da, si debo celebrar.
Escribir. Días de descanso.