Hacer qué (el sueño del pibe)

No, no despierto tranqui. Despierto y, luego de mandar varios mensajes en esa app de mierda -Grindr-, entonces puteo a uno al que ni siquiera quiero ver. Y me dice “una que se despertó tranqui”. Y seguimos la conversación, le digo de todo, el tipo la sigue, le digo que me encanta ver cómo responden al maltrato, cómo hay que lanzar improperios para que continúen la conversación –estoy mintiendo, no me encanta, y me sorprende verme peleando así-.

No despierto tranqui porque vi que unos que sigo en Instagram están en una obra. Despierto frustrado porque no estoy actuando, porque debo trabajar en el mundo corporativo para vivir –pero por suerte tengo dinero, aunque sea poco-, despierto frustrado porque quiero coger y no tengo con quién. Despierto frustrado porque imaginaba otra vida. Pero hasta hace apenas unas horas había descubierto, le había dicho a la psicóloga, que, luego del problema del baño, los otros problemas parecían poca cosa.

Después quedo mal. No debería agraviar a esos sujetos. Por más imbéciles que parezcan. ¿O sí? Al cabo que ninguno da la cara, ¿cuál es el problema? ¿Me saco la furia, al menos?

*

¿Hacer una mezcla del clásico ese con una historia, una trama escrita por mí? Empezar desde la dramaturgia. Tomarme el tiempo. Pero lleva tanto, la dramaturgia, pensar el proyecto, escribir algo para actuarlo yo. ¿Y mientras?


Pienso que hubiera podido hacer esto, aquello en el casting para el largometraje. Concluyo que no estuvo mal, que con un poco de dirección lo podría hacer, si es que es eso lo que el director quiere, eso que imagino que hubiese podido haber hecho.

La hora del tedio empieza cerca de las cinco de la tarde.

Ayer, mi prima me contaba que va a la playa en Sydney. No lo hace con ninguna intención en particular, y no es ella precisamente ejemplo de nada que yo quiera seguir, pero… todo aquí se vuelve tan oscuro. No tengo fuerzas para nada más ahora, para irme a otro lado, no tengo fuerzas para nada que no sea resistir. ¿Resistir? Esperar más bien.

*

Dormí poco. Unas cinco horas. Tal vez no sea tan poco.

Haber ido al taller de escritura dejó en mí un aire de nostalgia no sólo por hablar de la situación del país, sino por ver cómo se han ido varios, quedamos pocos.

Que hacer teatro sea una manera de resistencia. ¿Pero hacer qué? Si es esa comedia, ¿para qué? ¿No sería eso como fingir demencia? ¿Hablar de amor, ahora que se cae todo a pedazos? ¿Hacer una comedia? Tal vez la risa sea una manera de resistencia. O tal vez sea esto una manera de justificarme.

Por otro lado –lo escribo para darme paciencia- empiezo a pensar un proyecto desde la dramaturgia, con todo lo que eso implica, el tiempo que eso implica, quiero decir.

¿Y con quién o con quiénes hacer teatro? Y luego salir ahí a exponerse.

Y esa canción, que viene dando vueltas en mi cabeza, “arriba, morocha”. Nunca pensé que una época determinada, asociada a un gobierno en particular, me causara tanta nostalgia.

En el colectivo, ayer, le decía a mi compañera que esto es como una pandemia, que ya pasará. Así lo veo, tiempo de guerra. Todo pasa, quiero creer.

Un poco mayor me siento. Un poco grande.

*

Mal humor. El día está nublado, saldré a trotar, mañana llueve.

Sigo de mal humor con lo de ayer. Todo es tan frágil. La amistad, quiero decir. Las relaciones humanas.

*

El director de la miniserie apareció, dijo que quería que actuara en otro de los capítulos; que el capítulo para el que me había hablado inicialmente aún no lo han grabado. Acepté, le agradecí, cerré. El pago es ínfimo. Las escenas no son la gran cosa. Pero espero me sirva para el reel. Y es movimiento.

¿Hacia dónde vamos, hacia dónde va la Argentina? Esta ciudad. Cada vez hay más gente en la calle. Al tipo de la esquina no lo miro. Antes venía por el día, se paraba ahí a pedir plata. Ahora se pasó a vivir. Tiene una valija. Hoy una señora me dijo: “¿me comprás algo para mis hijos?”. Y así. La pobreza está por todos lados en estos barrios. A veces se ve más, a veces menos. Hoy llueve. Qué hacen los sin-techo cuando llueve. Es el centro. Me pregunto si el asunto cambiará algún día.

*

Me despertó el trueno fuerte, fuertísimo, violento, pasadas las siete. Pensaba dormir hasta tarde, pero incluso con los tapones en los oídos podía oír los truenos fuertes.

Lo de la miniserie no me llama la atención porque es mucho texto a cámara. Me da pereza, digamos. Se grabará en un estudio en Villa Crespo. Supongo que está bien, que es un privilegio ir de a poco trabajando de actor. De a poco.

Como si viviéramos el apocalipsis. Y como si de los músicos del Titanic se tratara –aunque al menos ellos hacían música-, yo sigo insistiendo con una actividad sinsentido, la actuación. De a poco. Porque pienso que el verdadero privilegio sería hacer algo “mainstream”. Un rol recurrente. Y hacer teatro. El sueño del pibe, como dicen acá. Ese era el sueño del pibe. Grabar de día, hacer teatro en la noche.

Siempre, una piedra en el zapato. Siempre, un malestar.

Ahora, un miedo vuelve: la elefanta del piso de arriba y sus pasos.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

Leave a comment