La intensidad de lo vivido

Lo encontré en la barra del bar y no pude evitar pedirle, ya sabía que quería terminar con él, acá en casa, como en diciembre, drogándome y teniendo sexo. No fue tanto. El primer saque me lo habré dado a eso de las cuatro. Y el último a eso de las ocho. Ya después vino el bajón agresivo, dormitamos, la media pastilla de Alplax. Aunque no me gusta (le dije que sí, pero no es cierto), es muy buen tipo, es músico, me divertí. Pero la euforia es demasiada con esa droga de mierda, y yo venía cansado ya. Aún siento los restos de cansancio en mi cuerpo. No tan graves como en ocasiones anteriores. Como cuando vivía en Bogotá, la Inmunda.

Hoy amanecí pensando en la familia, en lo que quería de chico, en cómo me alejé de una parte del grupo familiar a causa del robo cuando mi abuelo estaba moribundo.

Es un hermoso día en Buenos Aires. Pienso y pienso que quiero dar un paso más. Y siempre la misma pregunta: ¿me estoy apurando? Debo ensayar. Tal vez hoy nos digan cuándo estrenamos. Y si no, seguiré esperando. Ni quiero pensar en eso Continue reading “La intensidad de lo vivido”

Mi inteligencia emocional (y algo de astucia)

Pensando en lo mismo. Y en lo harto que me tiene esta autogestión, y en cuánta incertidumbre y ansiedad me genera que todo haya quedado detenido.

Domingo. ¿Qué hacer hoy? Hace días quiero ir a comprar ropa, pero quiero ir a nadar también. Debo limpiar el piso. Amanezco triste. Desde hace tiempo vengo así. Estoy cansado.

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Y entonces quedar yo como el malo simplemente porque digo mi verdad con formas fuertes. El desprecio que me generan, que me genera la estupidez, la negligencia, la ignorancia y la poca claridad del director Continue reading “Mi inteligencia emocional (y algo de astucia)”

Avasallado (o Agitación II)

Que la vida me pone en la misma ruta con esta mujer de Macondo y con este director de formas torpes para que aprenda yo algo, para que me amigue tal vez con algo de mí. No pelearme con eso, entonces, intuyo, es el camino, sino dejarme ser en la fluidez de lo que propone la vida.

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Tensiones con el director. Es un tipo torpe y complicado. Lo escribo para no decírselo. Espero que las cosas mejoren pronto, tener esa charla en la que hablaremos de los números, que pase el invierno y estrenar. Ya pasará. Como todo. Espero mantenerme tranquilo. Me hace sentir bien, debo confesar, que haya quedado en evidencia delante de Raira y de Dante cuán imbécil y tosco es; sus formas duras. “Tradicionalistas”, ha dicho Raira ayer. Espero que se solucionen las cosas.

Ayer he ido al taller de escritura.

Mi nueva paranoia (espero sea sólo una paranoia) me habla de herpes en la pelvis. El viernes veré a la médica.

Ayer he ido a correr al gimnasio. Hoy iré a danza. El frío ha dado algo de tregua. Ya anhelo el verano. Quiero que termine el invierno, no me gusta, no soy un hombre de fríos.

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Mantener la calma. Me lo digo siempre. Me lo digo hoy. Respirar profundo para no estallar y prevenir daños que pueden ser peores. Los temas de la obra, la chica esa socia de quien nos ayudó a gestionar el subsidio y sus maneras alteradas, mi jefa que ante la ausencia de autoridad y con el paso del tiempo vuelve a su tendencia de “sargentona”, como le dijo otra alguna vez, y yo que recuerdo cuánto la detesté: ¿es acaso su Continue reading “Avasallado (o Agitación II)”

Agitación (El inicio)

Vuelve la adicción. Eso quiero escribir desde hace rato. Me pasé el día pensando en el momento en que podría relajarme, es decir, fumar marihuana.

Mi amiga ecuatoriana está acá. Pero es tarde para irme hasta el barrio donde vive Laitan. Mi amiga ecuatoriana se aloja allí, en casa de Laitan.

Quisiera escribir más, pero debo hacer la cena. Debo dormir después. Algo de culpa siento por no ver hoy a mi amiga ecuatoriana. Pero supongo que podré vivir con eso.

Ya me siento más pesado: después de todas las comidas extras.

Es mejor no enroscarme, no pensar de más, la gente es sólo gente. Es otro el momento para negocios, acá lo que importa es el arte, no debo enroscarme con las actitudes de los humanos, no debo desconfiar, mejor dicho. Debo confiar. Continue reading “Agitación (El inicio)”

Mi violencia

Flandrin,_Hippolyte_(1805-1864)_-_Jeune_homme_nu_assis.._1855_-_Louvre

¿A dónde ir? ¿Qué voy a hacer? ¿A qué me voy a dedicar? En noviembre cumpliré dos años ininterrumpidos viviendo en este país (de nuevo), requisito fundamental para pedir la ciudadanía, que a su vez tarda un año o un año y medio. Y entonces, me hago la pregunta: ¿vale la pena? ¿estaré aquí dos años más? O mejor, ¿decido estar aquí dos años más? Qué va a ser de mí. O qué voy a hacer yo con mis decisiones. ¿A dónde irme y qué hacer en ese país? ¿En qué ciudad? ¿Y cuándo emprender una nueva migración?

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Ganas de viajar, salir un poco. Y al mismo tiempo, no quiero gastar, quiero ahorrar todo para irme después a Londres y estudiar en Rada, así sea un par de semanas. Amanezco deseando.

 

Que yo soy eso, un actor. No estoy hecho para pasar las horas en una oficina. Pero debo hacerlo por ahora para pagar mi vida. Es temporal.

Le respondí a papá.

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En el teatro, las actrices recibían al público, unas que hacían de putas, vinieron hacia mí, de tan apurado porque llegaba tarde, no pude controlar mi intensidad y fui… cómo decirlo… O tal vez no. Ellas se lo buscan por ser tan avasallantes con el público. A la que me empujó contra la pared, en un acto reflejo la empujé en defensa, para que me soltara: no me gusta que me toquen. Entiendo que es un tipo de teatro disruptivo, pero vamos, respetemos el espacio de los cuerpos, y si no, supongo que deben atenerse a reacciones como la mía. Continue reading “Mi violencia”

Largo de invierno I

Escribir, siempre escribir. Pasarme la vida en estas: dándole algo de sentido a la existencia con las palabras.

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Me escribió papá. “Dime algo –puso-. Preocupado por tu silencio”.

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Mal humor. Los ánimos fuertes, la gente. La gente de contestaciones fuertes, pesadas, gente dolida. No quisiera ver a nadie, salir ahí afuera, los rostros, las caras de las personas, hablar con gente, con nadie, un espacio de silencio, más silencio. Ni quiero escribir lo que pienso para no arrepentirme luego.

Quedarme en casa, y no hacer nada.

Que lo que se escucha afuera es que Argentina está mal, dice Áspora. Es mejor no mirar noticias. Y tengo que ir, enlodarme con ellos ahí, en esa oficina. Si pudiera no hacer nada y aún así recibir dinero. Vacaciones. Es eso lo que necesito.

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Que el dolor también te hace sentir que estas vivo.

Abriré la persiana. Es de noche.

No tengo buenas letras hoy. El martes volveré al taller de escritura.

Nos han dado otro subsidio. La obra saldrá bien, será un lindo proyecto, puedo intuirlo.

Ahora beberé vino y comeré pollo con salsa barbacoa y vegetales.

¿En qué podré trabajar? ¿En qué emplearé mis horas?

Quisiera encontrar algo que me dé más… felicidad. Fullfilment es la palabra sajona que se me viene a la mente.

Tampoco quiero buscar trabajo. Ya lo estoy haciendo. No quiero nada. ¿Crisis de la mediana edad? ¿Y los hombres? ¿Y el sexo? El deseo, el erotismo, ¿dónde han quedado?

Esa gente ahí adentro tiene empleos que los hacen felices. Pero yo no. Yo no quiero una carrera en el mundo de las corporaciones. Eso no es lo que soy. Eso es lo que paga mi vida. Eso es lo que hago como mercenario, pero no encuentro ya satisfacción alguna. Y menos ahora que ha llegado nuevamente esa mujer. No me odia. Es su forma de ser. Es su inmadurez y su ser malvado, su veneno. No tomé la precaución de buscar antes de que volviera. Continue reading “Largo de invierno I”

Sentido

Fuimos a ver la obra. Le faltaba sentido, o no lo tenía tan a simple vista, tal vez me estoy perdiendo de algo. Me gusta cuando hay una historia, cuando hay un mensaje, una reflexión; no sólo enriquece a la ficción si no que le da suspenso, mantiene al espectador, es efectivo, un cuento bien contado, así haya partes aparentemente inconexas. Un sentido para todo esto que no tiene sentido. Vaya ironía. Tal vez busco en el arte eso, algo de sentido a este vivir que puede ser vacío, inseguro, incierto. Y si me dejan seguir, me pongo cursi y pienso en el amor, y ya enamorado seguramente sufra. Qué lindo chico ese en el teatro: lo vengo viendo desde hace mucho porque toma clases ahí, ahí donde nosotros ensayamos desde el año pasado. Qué lindo pibe. Los hombres y sus miradas, sus barbas.

Días extraños II

Lo de siempre, Buenos Aires y encontrarme con más de treinta trabajando en una oficina. Pago mi vida. Debo sentir orgullo por eso supongo. Ensayo esa obra. Dicen que uno debe invertir más en el proceso que en el resultado.

Veía ayer la película con Robbin Williams (creo que ya la he visto antes), y pensaba en cuán mal estoy como actor, cuán desentrenado, sobreactuado, exagerado. Estrenaremos en octubre, tengo tiempo.

Y mientras tanto…

El mientras tanto. Mientras, trabajar para ellos y encontrarme ahí hacinado con las víboras parlanchinas.

Quiero estar más callado, no Continue reading “Días extraños II”

Trascendencia a mi existencia

Entre las piernas de los hombres.  Miro desde atrás e imagino, abajo del pantalón, me imagino inmiscuyéndome en el entramado entre sus glúteos y su parte de adelante, inspeccionando esa zona, miro ahí, al marido de la hija de mi profesor, por ejemplo, hoy, en la feria del libro, al otro en la parada del colectivo, que iba vestido con su bermuda de fútbol, sus medias largas, y yo detrás, y mirando, imaginando. Los cuellos también, sus olores, imagino.

Son días intensos: la oficina, el taller de escritura, el evento en la feria. Hoy es jueves, vendré a dormir y a escribir. Hace tiempo que no termino un cuento. No me gusta que me halaguen. En medio del evento, hablando de los grandes, un poco de pena sentí por mí, por el escritor que quiero ser y aún no soy, por la vida que me pasa, y porque no conozco tanto.

 

Dos días para el fin de semana. Y contar las horas para el descanso. Y aborrecer los egos ahí adentro, pero necesitar de su dinero igual, de su cobijo para permanecer inmerso en el sistema y poder pagar, entre otras cosas, el tratamiento médico. Debo agradecer y no enquistarme con la miseria cotidiana. Recordar que lo hago para hacer arte, que debo, necesito hacerlo para permitirme el espacio de arte luego.

 

Sábado. Mal humor. Los tratos de mierda en el trabajo, los egos de los miserables cotidianos, y yo que voy acumulando odios. Gente de mierda. Y no puedo olvidarme tan fácilmente después. Esa misma mujer que ya me había dejado malhumorado todo un fin de semana por sus respuestas ácidas, Continue reading “Trascendencia a mi existencia”

Lo que me genera el arte de actuar

Yo no soy esto, me repito durante el día. ¿Quién quiero ser? ¿A dónde quiero ir? Debo comprar el vestuario para la obra, el sábado ensayamos cuatro horas.

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Diríase que estoy excitado de la felicidad. Es la única actividad que se me hace realmente encantadora, en la que encuentro redención, el arte de actuar. Como un chiquilín, disfruto de jugar a eso, esa realidad me entretiene y logro ser feliz.

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Amanezco renegando contra el Continue reading “Lo que me genera el arte de actuar”