Esta semana haré de nuevo el vision board. Usaré las mismas imágenes que usé para el de Macondo. Los sueños son los mismos. Debo tenerlos claros, no perder la visión. Ayer hablé por teléfono con Áspora, mi bella amiga. La conversación me ayudó a desahogar mi frustración y todo lo que generó el encuentro con el tipo este, S, y que no haya percibido él que soy un actor que escampa en un trabajo de oficina.
Áspora me dice que debo ser mercenario, que entiende que es difícil, pero que es parte del proceso, que vaya uno a saber por qué la vida me pone en estas, que me lo tome con calma, y que, si no es el momento para estar en pareja, me conviene aceptar que no lo es. Me escuchó. Reímos. Hace mucho no reía. Me ha dicho que ahorre, que sea persistente en mis sueños, que estoy bien, que este trabajo era lo que necesitaba para vivir, que me acuerde de las épocas en Bogotá La Inmunda, cuando debía pedirle a mamá y a papá para cada movimiento, cuando no hacía nada de nada, y la angustia que eso me causaba era horrible.
Hoy desperté un poco triste aún. Quisiera verlo. Hablo de S. Quisiera calor, cariño. Y quisiera explicarle mejor mi vida. Dormitar en sus brazos. Qué peligro. Es mejor dejarlo ir ahora. Continue reading “Diario de abril”