
Ser un hombre normal. Vivir la cotidianidad, la semana, esperar el fin del día, reprimir los deseos
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Llegar de función, fumar marihuana, tomar un té.
Siempre la idea del sexo, la idea de un hombre, la idea de pasar tiempo con alguien, de enamorarme, de amar y ser amado y compartir, y desear y ser deseado. Como si hace mucho tiempo no estuviese con hombres que me gusten realmete, con un hombre lindo. Y vivo deseando, en la calle, mirando a todos, pensando que me enamoraré tal vez.
Quiero salir de la Argentina, quiero irme a otro lado y vivir una experiencia nueva. Creo que detrás de eso hay, entre otras cosas, el deseo, o la nostalgia más bien, por ser el joven recién migrado, por volver a experimentar, a ver las cosas por primera vez.
Quiero actuar más. Si uno no entrena, no ensaya, pierde la costumbre y los nervios no juegan tan a favor como otras veces. Ya no es suficiente una vez por semana. Quiero más.
Y entonces, masturbarme. ¿O no? ¿Salir a buscar un hombre?
El maquillaje ha terminado de irritarme la cara, estoy cansado, lo mejor es dormir, tomar un cuarto de pastilla y descansar hasta mañana, relajar bien y mañana tal vez ir a nadar. O no. Descansar, cocinar, escribir, estudiar, estar en casa.
Los hombres. Desear uno. ¿No hay alguien ahí para mí? Aún estoy a tiempo.
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La ira. La frustración por las horas ahí dentro. Pero antes igual me frustraba por no tener ingresos. La incertidumbre. El miedo. La ira de nuevo al recordar las actitudes del uno y del otro. Incluso de las amistades.
Otra vez, me siento un poco mal del cuerpo, como débil, con principios de amigdalitis. No tomaré antibióticos tan pronto esta vez.
Mañana tengo función.
Y que no sea suficiente todo lo que gano. Aunque no debo ponerme en negativo, ya lo sé. Que no sea suficiente para comprar todo lo que quiero.
Y ellos ahí, los demás con privilegios. Ser inmigrante. Intentar, no parar de intentar todo con respecto al arte de actuar. Mañana rodaré escenas para un reel. No sé si Continue reading “Normal”