Un día a la vez

Despierto al escuchar el portazo de la vecina de al lado. Ya creo que el asunto es caso perdido. ¿Hablar con ella, decirle que por favor tenga cuidado? Sería lo más sensato.

Violencia. Para esto me quiere dar medicación la psiquiatra. Para dejar de sentir esta violencia.

No quiero irme antes de que termine el contrato aquí. Me conviene mantener la paz.

Escribir. ¿Cuándo terminaré una historia? ¿Podré llevar a la ficción esta violencia que me generan los portazos que da la mujer de al lado (escribí maleducada antes, pero temo quedar como un histérico)? Digo más: iba a escribir la vieja gorda maleducada. Pero eso sí que no sería políticamente correctamente, ¿no es así? Y pensar en la terapia de grupo, en los demás ahí, en mantenerme sobrio.

*

Ayer, en la feria del libro, hablaban del exceso de “tallerismo”. Sí, es así. No quiero exponer más mis letras ahí, ser juzgado. Siento que termino escribiendo para ellos, que temo a lo que pensarán.

Pero por qué otros sí pueden seguir escribiendo, logran encontrar libertad creadora, y ser prolíficos.

Los demás no son yo. Ya me lo dijeron en el grupo. No puedo vivir comparándome.

Y la de arriba. Creo que la identifiqué. El otro día, la vi entrando, subió al ascensor, y me quedé mirando la pantalla que indica el número por el que va pasando: vi que la chica bajó un piso arriba del mío. No quiero hablar con ella, con ellas. ¿Por qué? ¿Acaso por lo que ya me pasó con el tipo de arriba en el departamento anterior? Antes no hubiese tenido problema en quejarme, pero ahora sé que la guerra no es la mejor opción. Aunque decirle nada más no sea guerra, pero sería darle información. En fin.

 

Y pensar en Dante, en que es mejor que no trabaje en la obra. Total no quiere hacerlo. Pensar en su agresividad pasiva. Enquistarme. Ya pasará, cuando lo vea. Aprenderé hasta qué punto llega cada cual. Los demás, los otros, sus deseos, y cómo entran en juego con el mío.

Pero ¿no es así acaso el camino del arte, la cantidad de tiempo perdido, siempre, para lograr algo mínimo, una historia, por más que no sea la gran cosa? No sé hacia dónde me dirijo con ninguna de ellas, ¿debería saber ya el final de las historias cuando empiezo a escribirlas?

 

Ayer el chico en la terapia de grupo hablaba de que hace mucho que está solo, de que era como si viviera hace tiempo la vida de otra persona. Y luego, las drogas. Y yo, intentando ayudarle.

¿Debí decirle algo al abogado? Me intimida. Decirle que si ya esperó lo mucho, puede esperar lo poco. Pero era más de lo mismo: felicidades, le dijeron algunos compañeros. Hay como una especie de compromiso por hablar, por decir algo sobre lo que le pasa al otro.

Me gusta el abogado, pero al mismo tiempo me genera rechazo esa especie de solemnidad con la que establece los vínculos. Prejuzgo. Tendrá que ver, tal vez, con algo generacional.

*

En la reunión del trabajo, ellos, subestimarlos y que me subestimen. Pero al final está bien, cada uno es lo que es. Lo digo por cómo hablaban de The Crown, y algunas expresiones que usa el coordinador. Hay diferentes tipos de inteligencias, quiero decirme, así no menosprecio, no asumo que soy superior, cuando ya me ha demostrado la vida que puedo caer bajo, muy bajo, en el lodazal. Permitiéndome romantizar, ojalá se tratara de un tipo de genialidad, lo mío, lo dudo, después de llegar a esta edad y no conseguir lo que había deseado -cosa que tampoco dice nada en sí-, pero permitiéndome romantizar -digo de nuevo- supongamos que hay en mí cierto tipo de inteligencia mayor a la media, creo que se vería opacada si no la asumo con humildad.

Esta mañana, los pasos de la vecina de arriba. Y el libro que dice que la vida le pone a uno lo mismo varias veces para aprender la lección. Pero qué lección, qué puede ser. ¿No tomármelo a personal, que no lo hacen para mí?

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

2 thoughts on “Un día a la vez”

  1. Creo que se trata de hacer espejo y aprender de ver lo que le pasa a los demás también. Es importante que haya un buen coordinador. Lamentablemente hay veces que llegan a este rol personas no idóneas. De eso ya hablaré en otros posteos. Gracias por leer. Saludo.

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