Motivos de una depresión I

Es tan insoportable escucharlos.

Fui a por vino al supermercado.

Qué sería de mí si no pudiera usar la tarjeta de crédito. Lo que gano no me alcanza para vivir. Entré en un espiral peligroso. Pero hoy es domingo, hace sol, estoy en Argentina, y acá los domingos se come asado.

A veces sueño con irme, pienso que tal vez sería posible migrar de nuevo, irme a otro lugar, como siempre quise. Pero se supone que debo establecerme en un lugar para ver resultados. El mismo dilema.

La ropa limpia, aún en las bolsas.

Antes escribía. Ficción, quiero decir. Antes usaba estos momentos para crear alguna historia. Pero vengo tan bloqueado. Solo encuentro placer en la comida y en una que otra película que veo tirado en la cama.

*

¿Acostumbrarme, por ahora, a vivir según la capacidad que me da este empleo, en el cual no veo posibilidades de crecimiento económico? Me acomodo en que tengo tiempo libre, duermo más, descanso, llevo una vida relajada, pero con la incertidumbre de gastar más de lo que consumo, una fórmula que no es sostenible. Y no sólo me refiero a esos excesos de septiembre y julio. También hablo de pedir comida hecha todos los fines de semana, comprar vino, la marihuana que se ha convertido en un vicio costoso y que dudo que pueda seguir costeando, pero sin el que me resulta difícil imaginarme.

De dónde viene esta sensación de fracaso, de poca valía, de poca cosa. No me gusta nada, mi casa, mi trabajo, las clases… Exagero, tal vez, como siempre. Lo cierto es que empiezo y termino el día con una sensación dolorosa, de no querer continuar más, de poca fuerza, de hacerlo porque sí, porque hay que hacerlo. Como si me hubiesen robado la ilusión, la motivación, el deseo.

Después me calmo. Acaso era necesario dejar de hacer para sentir que ejecuto una pequeña venganza hacia ellos que no me pagan lo suficiente, que no me dejan que me desarrolle lo suficiente. Me calmo hasta ahí no más, porque odio que la mujer de arriba se mueva como un mamut.

*

Me gustaría tomar cocaína, pero no debo hacerlo, debo mantenerme tranquilo este fin de semana también.

¿Ir a un boliche gay acaso? Comprar cocaína e ir a un boliche gay, eso sería un lindo plan, sí.

Los ruidos de los vecinos, su cercanía… Hoy ha vuelto la joven que pone el colchón en el pasillo-terraza del otro edificio, y que yo puedo ver desde mi cocina, desde mi living y desde el cuarto, porque mi departamento da al pulmón del edificio.

Debo comprarle un regalo a mamá. Orquídeas.

*

¿Por qué no quiero trabajar? ¿Por qué cada vez me cuesta más pensar en el mundo corporativo?

¿Y a qué me voy a dedicar?

En días como hoy, me quedaría en la cama, no los vería, no quiero verlos, escucharlos, pensar en el comercio, en la venta, y notar cómo celebran el nivel de sofisticación al que han llegado para vender.

*
Si pudiera encontrar buena compañía. También irme a un departamento mejor, a una ciudad mejor. Ver desde mi departamento el de la vecina, porque ella mantiene su cortina abierta, me incomoda. Es lo mejor que pude encontrar cuando me peleé con el loco del edificio anterior. Y ahora, la mujer de arriba hace los mismos golpeteos con sus talones, ha de ser causa de lo viejo de la edificación. El loco al final ponía música a un volumen insoportable, debo recordar. Es cierto que debía escapar. Pero me pregunto si hubiese podido tolerar la gota con tapones, pagarle un service, no decirle nada de los pasos en la madrugada. Pero no. Ardió troya. No pude tolerar sus mecanismos de contacto indirecto.

Ahora que escribí todo esto me siento mejor. Qué lugares oscuros los que transita mi mente.

Cuánto trabajo hay por hacer, y al final para qué, esa es la pregunta.

Lo siento. Quisiera ser mejor persona y no ofender con mi oscuridad. Pido perdón a quien haya ofendido.

*

Tengo que aminorar el vino. Hacer más ejercicio. Por salud física y mental.

Ayer me emborraché de nuevo.

Vino uno.

Intentaré dormir un rato. Luego iré al ensayo.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

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