Fatiga I

Todo lo que ha pasado. Qué día de mierda son los martes. Al final, es como si no pudiese dedicar tiempo a nada productivo, a nada que valga la pena. Como si nada de lo que hago valiese, como si el avance fuese muy mínimo, poca cosa.

Hoy desperté con el alboroto de la construcción de abajo, el retumbe de las paredes.

Me aplicaron ya la segunda dosis de Astrazeneca. Algo de efectos tengo. No como la primera vez. El mal humor me hace rabiar, ira, bronca, porque no ocurre lo que yo quiero. Que si no es ahora no será nunca, parece que pienso, o eso digo en la terapia. Todo tiene que ver con todo. Hace frío, un frío de cagarse dirían acá.

Y nada que corrijo el cuento para el taller. Asistir ahí, verlos escucharlos, me resulta aburrido a veces. Quisera mover el cuerpo, hacer otras cosas, sin la presión de este trabajo, de este o de ningún otro. Quiero decir, solo trabajar de algo que me guste. Odiar la existencia porque la vivo aquí encerrado en estas cuatro paredes. Tal vez deba salir, darme un aire, ver a otras personas, no conviene pasar todo el día aquí, es nocivo. Tampoco quiero ir a una oficina todos los días. Antes era más productivo. Eso es cierto. Antes. Antes de la pandemia, antes de despertar y fumar marihuana a diario. No disfruto estar encerrado, como si debiera hacer algo más. Estoy desesperado.

*

Decí que actué. Pero qué mes de mierda. Descapitalizado después de la joda de mierda esa. El trabajo de poca monta en el que las responsabilidades son mínimas. Estaría sufriendo si fuesen más seguramente. El pago no es mucho. Y así. ¿Quiénes han visto mi perfil en Linkedin? Gente de mierda.

Y el coordinador que me recalca lo de los tres meses.

La construcción de mierda que hace que despierte de peor humor.

Y tener que buscar trabajo, porque en eso consiste la vida, porque hay que hacerlo, “ganarse la vida”, expresión miserable.

Y ellos en el taller… voy como preso en una norma que detesto. No quiero más, no los quiero más. No me quiero acercar más.

En el trabajo, es como si no me dieran mi lugar, eso siento. Un lugar que tampoco necesito. Sólo necesito hacer, y que el público si quiere mirar, que mire.

Pero claro, siempre necesito de ellos, conviene terminar en buenos términos. El problema siempre es uno, no los demás, no la maldita sociedad en la que supimos nacer y en la que hay que pelear por la subsistencia. Y eso que soy afortunado. Mundo de mierda. El odio que me producen los demás, la gente, sus vidas, y tener que aceptar las reglas del juego porque sí, porque son las que son, porque si no es peor, resistirse, pelear. Ya sé, no debo resistirme más.

Amanezco con tanto odio. Y eso que puedo despertarme a cualquier hora, que puedo hacer cualquier cosa. Hacer, hacer, hacer. Uno tiene que hacer, promocionarse, salir ahí afuera, buscar, pelear, procurarse el alimento, la comida. Qué odio me genera esta situación.

Me la he pasado buscando compañía, hombres. Es algo que me avergüenza. Esta edad. Haber llegado a esta edad.

Leer a Cortázar hace que comprenda que no soy bueno, que mis letras, mi talento, mi inteligencia no son de lo mejor, son apenas intensas, potentes, enfáticas, pero no magistrales, maestras. Soy uno más, uno del montón.

El frío que hace es doloroso. No sé si recuerdo haber vivido un invierno así en los últimos años. Este departamento es helado.

Vuelvo a lo mismo. No quiero trabajar. Despertar de mal humor porque odio. Quisiera no odiar.

¿Tal vez deba romper estructuras, ciertas estructuras? Quisiera salir. Las noches, aún con el frío, se me hacen tan estimulantes.

Lo de las verrugas fue falsa alarma.

Hay algo que sigo sin entender del propósito de las redes, conectar con los demás. Puedo escribir sobre cualquier cosa, lo sé.

Saldré. Por un momento pensé que pasaría todo el día en cama. Pero no, saldré. Y luego, vendré a cenar con vino, como siempre, como siempre.

Que si la marihuana me afecta, claro que me afecta. Que si me saca las fuerzas para entrar al mundo real. Estoy tan drogado. Y me pregunto si está mal estar así, si está mal presentarse así ante el mundo, tan nublado, tan ido.

¿Escribir para ellos o con el margen de la corrección como trabajo, con presión, digamos, me es contraproducente? ¿O son todas excusas?

El por qué de las relaciones humanas. Aún sigo preguntándomelo y aún sigo sin entenderlo.

¿Conformar una familia? ¿Debería conformar una familia?

No puede ser que me la pase buscando, que la soledad sea tanta, ¿es mejor así? ¿Qué rescatar? La reunión con Lardi. ¿Haremos ese proyecto? Temo que se convierta en un dolor de cabeza. ¿Dejar las terapias? Sería menos cantidad de dinero. Si pudiera aumentar mis ingresos. ¿Cómo? Así no saco de los ahorros.

¿Para qué hacer esa obra? ¿Irán a vernos?

Tengo miedo. Ahora que las cosas adquieren seriedad, me da miedo.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

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