¿Siento algo de presión por celebrar mi cumpleaños, por no estar solo? Espero todo salga bien. Al final no me reúno para hablar del proyecto con mi compañero hoy. Me da más tranquilidad: debo hacer compras. ¿Y mañana? Mañana será mi cumpleaños, y lo pasaré acá, encerrado, haré algún ritual, supongo. Y escribiré.
Tres semanas libres sonaban a tanto, y ahora ya está por terminar el receso, y pienso qué duro será volver a la cotidianidad de ocho/nueve horas dedicada a ese mundo. ¿Y a qué más me voy a dedicar si no, si debo hacer dinero para vivir como quiero? El futuro. Miedo a volver a ser un esclavo, preocupado por las comisiones, las ventas, los procesos, y todo eso en lo que me meto para lograr ganarme la vida. Aunque ya se me dijo que tendré siempre lo que necesito, el temor de que vengan tiempos áridos me hostiga.
El futuro. Miedo a volver a ser un esclavo, preocupado por las comisiones, las ventas, los procesos, y todo eso en lo que me meto para lograr ganarme la vida. Aunque ya se me dijo que tendré siempre lo que necesito, el temor de que vengan tiempos áridos me hostiga.
Y que lo que escribo sea tan banal, tan poco profundo, y que cuando tengo el tiempo de dedicarme a mis proyectos, ese tiempo resulte poco. Y ya cumplir 35… Aunque, a decir verdad, no estoy mal por mi edad ahora, como sí lo estuve el año pasado.
Ansiedad. Pereza. Mal humor. Como si el tiempo no alcanzara para hacer lo que hay que hacer.
Mamá y sus deudas.
*
Recién llego de la salida con Raira y Boisano.
Es bueno tener amigos. Es bueno haber conseguido lo que he conseguido por mi propia cuenta. Quiero más. Por supuesto siempre quiero más.
Los del taller, los otros, los demás, y mi ímpetu. Supongo que no tengo más opción que confiar en los proyectos en los que estoy trabajando.
Podría estar con un hombre. Llamar a alguno. Pagar incluso por dormir acompañado. Pero no quiero. Ya fue suficiente. Mejor así.
Y querer a mis amigos. Y sentarme en la cama, a escribir desnudo, querer un baño, pero retractarme luego, porque tengo sueño. Desear estar acompañado. Pero disfrutar de la plenitud de la soledad, sabiendo que obtuve compañía cuando quise, sabiendo que tengo lo que necesito, no necesariamente lo que deseo. Hoy hablé con Boisano de la obra que planeo montar este año. El proyecto irá, irá.
La propietaria me dice que su madre fue muy feliz en este departamento. Diciembre y nostalgia, diciembre y tristeza, aunque sea poca.
*
Estuve molesto porque no me saludaron en el trabajo. Solo una mujer.
Vino el peruano a casa en la madrugada. Dormimos, nos quedamos todo el día, y dormimos y pedimos comida, y fue un comienzo de año tranquilo y suficiente.
El día de mi cumpleaños hablé con muchas personas. Y sí, me extrañó que esos seres con quienes convivo a diario, no digan un formal “feliz cumpleaños”, mi jefa sobre todo, ¿se le habrá olvidado? En el fondo, guardo la idea que sí lo recordó, pero no quiso escribirme. Tal vez sea mi mente enredada.
Este año me dio meno duro cumplir, este departamento me hadado nuevas perspectivas.
Y escribir las obras, y escribir para sacarme la maraña de sensaciones.
Escribir cuán a gusto me sentí el día de mi cumpleaños yendo a caminar a esos parques, tomando el baño después, y haciendo la cena, cocinándome, cuán a gusto me siento en este lugar, cuán tranquilo es, en comparación con el otro.
Hablar sobre los mensajes de fin de año que me grabé haciendo para algunos amigos. Escribir sobre cuán perfecto puede llegar a ser todo, si uno lo mira desde el punto de vista correcto, desde otro punto de vista, como dice la canción.
¿A dónde van las imágenes que digo que escribiré, luego, cuando me siento frente a la computadora, dónde están?
Se acaba de ir Peruano. Pensaba escribirle algo como: el mejor regalo de cumpleaños, el mejor fin de año y el mejor final de vacaciones: vos. Pero no lo haré, no pienso mostrarme así por ahora. Así, tan enamorado.