Ya es martes. Por suerte el clima no ha estado tan frío y hace sol. Temo una cosa y la otra. Ya el encierro es común. Lo peor son las noches. Pero ahora es de día y el sol entra por la ventana.
La operación parece que va: me confirmaron la fecha y la autorización por parte de la obra social. El asunto me pone nervioso, pero no puedo hacer nada más que mantener el optimismo.
Le pedí a Dante que me acompañara, así que vendrá ese día y desde acá iremos al sanatorio.
Ojalá todos los días fuesen soleados y tranquilos. Ojalá…
Por supuesto, quisiera no tener que operarme, no haber tenido ese ataque de cólera. Vaya si debo aprender de todos los ataques de furia que he tenido en mi vida. Pero así vengo. No lo digo de una manera determinista, pero sí para no darme golpes de pecho, si no más bien reconocerlo y entender el aprendizaje, la búsqueda.
*
Sigo. La vida se ha transformado en otra cosa, no sé bien qué. La virtualidad hace que la cotidianidad adquiera otro sabor. Mentiría si digo que no estoy acostumbrado. Por supuesto, quiero ver a mis amistades y salir de juerga, hacer el amor. Salir. Quisiera habitar un lugar más tranquilo, y no convivir con el loquito de arriba, a quien a veces entiendo (por loco) y a veces odio (por sus ruidos que ya son exagerados).
Por suerte no nos bajan más el sueldo este mes. Esto es un día a día, como dijo una compañera. Y hay que cuidar lo que uno recibe, ser precavido y cauteloso.
Supongo que todo saldrá bien. El frío mermó, lo cual tuvo un impacto en mi ánimo. También el sol que sale a diario. Dejo las persianas entreabiertas, así despierto con la luz de la mañana, a eso de las ocho.
Y todo pende de un hilo.
Espero la mano quede bien, y pueda escribir durante el periodo de convalecencia. Lo necesitaré.
El abuelo siempre compraba esas masitas en el supermercado, en Miami. En Publix. En este momento estoy comiendo unas facturas, que me hacen recordarlo.
La avenida se llenó de senegaleses. La pobreza es notoria. Pienso mudarme el año que viene. No es un momento para cambios tan grandes, con la economía tan incierta.
Insisto e insistiré: es mejor siempre cuando está soledado. Y es mejor habitar un lugar tranquilo, silencioso.
Esta soledad.
Como si necesitara o quisiera alguien en quien refugiarme, alguien que me proteja, que se quede conmigo y me cuide. Llanto de niño solo, de niño atemorizado.
*
Sábado.
Escribo solo con la mano izquierda. Me han operado. Dante me acompañó. Han sido todos muy amables. Ayer amanecí de mal humor: el regaño de mamá me afectó. No había pasado buena noche. Supongo era también la preocupación. Pero al final todo salió bien. Anoche dormí. Y creo que todo ha salido bien.
Espero y deseo que estés bien de tu operación. En España es verano y tratamos com locos de apurar la vida; con playa y terrazas al sol… Empieza a haber rebrotes pero nos hacemso los locos…Tenemos miedo al invierno y una vuelta del rebrote que nos vuelva a confinar a tod@s
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Gracias por la buena onda. 🙂 Con el dopamiento, la mano no molesta tanto.
Yo creo que recién en enero o febrero empiezan a vacunar, y ahí un poco cambia el escenario. Pero quién sabe. Rusia dice que antes. Y bueno, cualquier cosa puede pasar. Acá la calle es zona liberada. Todos usamos el barbijo o tapabocas. Algunos lo usan mal: se dejan la nariz afuera. Pero bueno… Un saludo. Mucha fuerza. Gracias por comentar.
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Aquí aunque no estamso en confinamiento desde hace un par de meses, estamos obligados a llevar mascarilla por ley la multa por no llevarla va de 100 a 600 euros… El uso es obligado desde los 6 años en adelante. y si llega en febrero llegará tarde… Hoy oí lo de Putin, que la había probado su hija… de esos tampoco me creo nada, son parecidos a Trump! No será fácil de librarse de esto….
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