Asimilando

Cada ficción, cuesta tanto. Y después se desvanece. El encierro trae consigo todos los miedos juntos. Me la paso en esas redes, en busca de hombres, pero no puedo activar, concretar, es muy peligroso ahora.

*

Frustración. Enojo. ¿A qué dedicarme? ¿Cómo hacer dinero? No puedo morder la mano que me da de comer.

Hoy desperté fastidiado. Harto de todo esto y sin ver soluciones en el corto plazo.

Sucio. Hace seis días que no me baño. El agua caliente no funciona bien durante el invierno en este departamento. Van pasando los días y aplazo la agonía de meterme en la ducha con el agua a temperatura ambiente: por más que encienda la estufa en el baño, es doloroso. Pensaba hacerlo hoy, domingo, pero no tengo toallas limpias. No fui al lavadero. Mañana en la mañana debo ir, así vengo y me ducho antes de empezar la jornada laboral.

Enojado por mamá, por lo que hizo, pienso en eso constantemente. Y ni sé qué es lo que me molesta. O sí. Todo. Ese tipo ahí metido. Pensé que me había liberado de esos primos, de esa gente, pero siguen ahí. No puedo escribir bien sobre el asunto, aún estoy confundido y me cuesta poner los pensamientos en palabras.

Hoy desperté pasadas las dos de la tarde. Pensé en salir. Pero luego pasaron las horas, y el día se fue oscurenciendo. Que sea normal este encierro, que sea lo cotidiano, que no haya avances, que haya que buscar, sacar paciencia de donde no la hay.

Amanecí enojado, frustrado. ¿En qué debo emplear las horas? Tantos talentos, y es como si no hubiese tenido el éxito que pensé que tendría. La madurez, la adultez, llegan ahora y me doy cuenta de que es un poco tarde (aunque una voz me diga desde más adentro que no), y el sueño de vivir de hacer algo que me guste, que me apasione y disfrute, parece serme esquivo. O tal vez no he dado todo por conseguirlo. ¿Qué más debo hacer?

He pensado tanto en estos días, en mamá y sobre todo en ella ahí, y cómo influye en mi comportamiento estar todo el tiempo conectados, más cerca.

Hace frío.

Es eso: pensé que estarían lejos de una vez. Pero ahora mamá le ha abierto a uno de ellos la puerta de casa. No es menor el gesto. Supongo que me llevará tiempo procesarlo. O analizarlo. Tal vez no tanto. Quién sabe. Que los planetas inclinan, no obligan. Eso dice la astrología. Y es un poco así, estamos inclinados a ciertas conductas, formas de pensar, pero podemos hacer algo para cambiar ese “destino”.

Quise y quiero alejarme de ese mundo, de Macondo. En estos días he recordado, y me pregunto por qué lloraba todas las noches cuando estuve ahí en febrero de este año, ¿de dónde venía esa tristeza? Aún no lo sé. Lo kármiko que hay en el devenir de ciertos acontecimientos, y cómo puedo ser feliz a pesar de que la vida no corre según mis proyecciones. Y ahora, peor que peor, debido a una pandemia, la búsqueda de los sueños va una velocidad mucho más lenta.

Es domingo, ya lo dije. Un extraño último sol del día cae sobre las almohadas. Ya hice la cama. También barrí. Hago barras tal vez por mantener en el inconsciente la idea de que hago ejercicio. Pero estoy mucho más gordo que cuando arrancó el año. No debo quejarme. Solo quiero que pase esto.

Odios. Amanezco con los odios entremezclados entre el intento de tranquilidad y la angustia por el encierro. Pienso en cuánto quisiera conseguir otro trabajo. ¿Pero qué? Pienso en la movilidad internacional, en cuándo estará lista la vacuna, en si dará resultado esa que van a probar acá.

Quiero irme a Los Angeles. Pero ya estoy cansado. Aunque no haya hecho mucho. Para empezar de cero, quiero decir. No puedo aventurarme a ser un inmigrante que trabaja ilegalmente, ya lo intenté, no es lo mío.

No estoy solo. Pero las amistades son pocas. ¿Qué hacer para ganar más dinero? Escribo ideas inconexas de temas que me atormentan. Y estoy encerrado. El momento más feliz es el de la comida, cuando ceno o como y tomo vino y veo algún programa, y olvido todos estos pensamientos.

Tampoco puedo abandonar a mamá. Pero no quiero hablar con ella. Estoy resentido. No solo con ella, con la vida. No sé qué actitud tomar. Ayer me envió bendiciones, le dije que le enviaba un abrazo, que la quería y que después la llamaba. No quiero hablar con ella.

Por lo menos allá no es invierno. Espero esté bien. Siempre quise huir de ese mundo. Cuánto me dolió volver. Siento que eso hizo ha sido un golpe a la confianza que intenté que tuviera conmigo.

Me hubiese gustado hacer las cosas diferentes, no sé, no sé bien qué. Diferentes. Si pudiera monetizar mis talentos, ganar dinero de lo que verdaderamente me gusta.

Pero ¿acaso no soy un afortunado igual? Poder pasar este tiempo acá, encerrado, mientras otros tienen que salir y exponerse.

El cajero rubio. No es lindo. Pero es tan hombre.

Qué desastre de mundo, vaya si creo que es un purgatorio.

Debo agradecer, soy afortunado. No debo dejar que los pensamientos oscuros se apoderen del total de mi mente. Dejarlos ir.

Se hace de noche. El vecino pone música. Temo que suba el volumen. ¿Qué comeré hoy? Ya pronto me serviré el primer vino. Y así pasa el día. Como si no pasara nada.

Fumaré otro cigarrillo. Y otro porro. Es domingo. Ningún amigo habla. Es mejor no perseguir a algunos.

*

Tarde o temprano llamaré a mamá y todo seguirá igual. Igual pero con el tipo ese ahí metido.

*

Soñé que estaba en una escuela en Australia, era una escuela secundaria, creo, y veía una clase de actuación. Y yo hacía todo un análisis técnico, una devolución, de una escena que había visto, daba mi opinión, como invitado. Y pensaba que en unos días estaría en una playa australiana de vacaciones.

*

¿Por qué no puedo estar yo tranquilo mientras se cae el mundo? Como otros, tan cómodos en su encierro, en sus departamentitos, con su trabajitos, sin aspiraciones en la vida más que vivir el día a día. Hay algo sabio en eso, supongo. Y no en amargarse por cosas que no se pueden cambiar.

Cuánto dolor en medio de la nada de este año que viene pasando de una manera tan oscura.

Y la miseria busca compañía, y los amigos están lejos, algunos distantes. Despierto revolucionado, con algo de ira y tristeza, no sé bien por qué. La cara que asumen, que ponen los demás.

Este periodo maldito está tomando y tomará más tiempo del que pensé inicialmente.

Ayer otra de las mujeres que renuncia en el trabajo hablaba de que no le había sido difícil este periodo, decía que seguramente hizo bien “su proceso”. Vive medicada la pobre. Y se va de nuevo a su pueblo. En fin.

En algún momento he de llamar a mamá, pero no sé cuándo. Estoy tan dolido. Ayer pensé que hoy sería el día. Pero desperté tarde, porque me acosté pasadas las tres de la mañana.

¿Los demás no sienten incertidumbre acaso, miedo? ¿O es que no dejan que los gobiernen estas sensaciones? Son calmos. En fin. Es un tiempo de mierda.

No sé bien qué me pasa. Luego siento culpa por odiar a quienes en realidad quiero, por la turbulencia que se me agita adentro.

*

Ahora, mejor. Ayer hablé con mamá. Pude decirle todo lo que me preocupaba y todo lo que sentía. Espero que las cosas estén bien. O un poco mejor, en medio del caos.

Raira dice que hay que verlo como un año sabático. Sí que lo creo. La vacuna, siendo optimistas, llegará en enero.

 

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

2 thoughts on “Asimilando”

  1. No tengas miedo al contagio, pasa pronto si tomas las medidas adecuadas. En mi familia todos pasamos por el contagio, en mi barrio la mayoría, en mi trabajo la mayoría, murieron solo aquellos que no creían tener el virus. La vacuna es una pendejada invento de las farmacéuticas, en América Central el virus ya no es tan fuerte, los ùltimos casos son leves y sabemos que esto será como vivir la gripe cada año. Estàs odiando al mundo, a mi antes me sucedía exactamente igual, pero tanta teoría del Tao que ahora vivo en paz con el planeta. Perdí a un amigo gay, a quien quería mucho ¿porquè son tan inestables? hacen que una los quiera y luego no sabes porque te dan la espalda. Abrazo mi extrañado Anònimo, yo aquí fiel en tu blog.

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    1. ¡Hola, Meatov! Ayer estaba escribiendo una respuesta y se me tildó la máquina. Me alegra saber que estás mejor. Y que sigues fiel al blog, jeje.
      Sobre tu amigo: tampoco generalicemos. Pero puede ser que haya algo de inestable intrínseco en la condición del gay, aunque supongo que depende de la historia de cada uno y de la generación a la que pertenece.
      Te mando un abrazo. Es bueno tenerte de vuelta por este universo virtual.

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