Encierro (ya es de noche)

Sábado. Pico de contagios. Ya fumé marihuana, por supuesto. Van a ser las tres y media de la tarde. Podría escribir sobre muchas cosas, pero escribiré sobre mí, porque así sano un poco la pesadez de este confinamiento eterno, de esta vida que, en cierto sentido, me ha tocado en gracia.

Insisto:  no puedo creer que esto sea la vida, este confinamiento, que este encierro, que comunicarse solo a través de los dispositivos sea la única realidad.

La idea de hacer algo esta noche se desvanece pronto. Debo cuidarme de ese virus. Y si hago algo, después será insoportable la angustia y el miedo. Quiero que bajen las cifras.

Pasarme horas enteras viendo las redes de hombres, de contactos, para nada, sin conseguir nada. Aconsejan no estar con nadie. Y los números siguen igual. ¿Cuándo van a bajar? El pico siempre es dentro de un mes, siempre está por llegar, pero no llega.

 

Esperando. Llorando por la soledad, aunque no me guste decirlo, porque es queja de débil. Enojado, angustiado. Pero agradecido también, claro.

 

Mis compañeros de la facultad son exitosos, personas que trabajan en medios de comunicación, escribiendo, los amigos actores algunos con varios éxitos encima (Adela seguro no ha de recibir un centavo, pero deben tener reservas por el marido, la madre y el padrastro del marido). ¿Y yo? Yo solo algunos cuentos, solo uno publicado, me muevo a un ritmo lento e invierto energía en estas líneas que publico en el blog: como si el anonimato me diera cierta importancia.

*

Escribir por escribir, porque el día afuera está oscuro y no tengo nada que salir a buscar. Tal vez pida una pizza. Soy afortunado, supongo. Aunque eso no se vea reflejado en mi ánimo. Viernes feriado. No sé a qué dedicar el tiempo. Entonces escribo.

Mamá le alquiló la pieza que está detrás de su departamento a uno de los primos ladrones. El asunto me dejó triste y pensativo. Mamá dice que hace dos meses que mi primo está ahí, y no me lo había dicho, que el dinero que él paga le sirve a ella, y que el primo se presentó en casa y le pidió alquilar el lugar. Ella dice que es durante la pandemia, que no quiere que yo tenga el corazón duro, que mi primo ha cambiado.

No sé qué hacer hoy.

¿Quién dice que no se desea el verano en pleno invierno? Cuántos inviernos llevo y no me acostumbro.

Sueño con el verano, con salir, y que se reactive el mundo. No sucederá hasta que no haya una vacuna. Pero cada vez las noticias son más alentadoras. A menos que quieran recrudecer el impacto y tirar alguna otra cosa: otra cepa de esta misma mierda que quién sabe de dónde salió u otra cosa diferente. Los medios se hacen un festín con cada posibilidad.

Ya es de noche.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Twitter picture

You are commenting using your Twitter account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s

%d bloggers like this: