El abrazo de un hombre

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Culpa por sentir culpa. Culpa por no haber ido al gimnasio, por tomar tanto vino. Culpa por sentirme mal, cuando soy un privilegiado en medio de la pobreza creciente en esta ciudad. Culpa por administrar mal el dinero y no haber llegado a fin de mes, cuando recibí más que nunca.

*

Hoy función. Irán algunas del trabajo. Algo de vergüenza me da. Ese ámbito, la oficina, logra apoderarse de tanto de mi tiempo. Incluso ahora haré algo para el trabajo. Unos minutos.

Iba a hacerlo, pero no lo haré. No dedicaré más tiempo a eso hasta el lunes que vuelva a la oficina. Aunque haya comisiones en el medio.

Amanezco excitado. Con ganas de sexo, de intimidad, de fiesta, de ser admirado, de compañía, de ser un poco más feliz.

¿A qué dedicar este sábado? Iré a correr. Las cosas pasan con calma, debo tener paciencia.

Anhelo el tiempo libre, pero luego, cuando llega, qué haré con él.

No se trata de tiempo libre, sino de en qué lo paso cuando estoy ocupado. Y esa oficina se vuelve un lugar… ya ni sé cómo describirlo… aburrido, monótono.

Debo leer. El profesor de escritura me ha regalado uno de sus libros. Sólo quiero fumar marihuana y entregarme al deseo.

¿El tiempo para qué? ¿La vida para qué? El otro día leía un comentario en el blog ese que leo siempre, un comentario en el que alguien hablaba sobre una famosa, y decía que ella no aceptaba que no todos tienen una misión tan grande.

Me pasa que siento que pierdo el tiempo, que pasan los días, y no hago cosas que vayan en función de mi misión. ¿O es que acaso no existe tal cosa como una misión importante?

A veces me descubro tan incrédulo, tan escéptico y desesperanzado. Me pasa cuando leo eso de dejar este mundo un poco mejor que como lo encontré, aunque sea un poco. ¿Para quiénes? ¿Vale la pena todo esto, esta vida aquí?

Y la gente sigue pariendo crías, y el mundo llenándose de niños, personas. ¿Y qué harán luego todos ellos? ¿Qué haremos como especie? O tal vez no es un asunto de la especie humana únicamente. Como si hubiese algo más, algo espiritual, la toma de conciencia de todo lo que es, y eso que es viene así, es así, con la contradicción inmensa que puedo ver en la cotidianidad. Tal vez divago. El sinsentido de todo, pero al mismo tiempo lo perfecto de esta máquina llamada cosmos.

No puedo, en todo caso, dejar de sentir desprecio por la procreación multitudinaria y deliberada de los humanos, no puedo dejar de sentir asco cuando pienso en los humanos. Misantropía, supongo.

Pero tengo hormonas, claro. Y necesito relacionarme.

*

Los otros, siempre más, siempre mejores, siempre compararme y sentirme menos.

No estar conforme con el resultado de la obra. Pero feliz y agradecido de que algo salió por fin, de que valió la pena el esfuerzo.

No ha estado mal la función. Pero las devoluciones son siempre las mismas: aspectos, cosas de la obra que no tienen sentido, y me duele saber que desde siempre lo supe, que ese maquillaje mío dispuesto a último momento no suma nada, que el final es confuso…

Y siempre querer más.

Debo dormir.

 

Y me da vergüenza que el público, la gente vea eso, me entristece que un proyecto en el que trabajamos tanto, algo tan propio, no esté acorde a mis estándares de calidad, a mi criterio. Me duele haberlo previsto y no haber podido hacer nada para cambiarlo, sobre todo por la soberbia del tipo ese.

 

Me paso las horas buscando hombres en las redes. Le hablo a un par que ya conozco y que ni siquiera me gustan, y no me prestan atención. Y añoro ir a Europa, viajar. Y el domingo se torna con una necesidad de compañía, de hacer algo, pero no tengo con quién.

Pienso en las fiestas, en que se avecinan y no tengo nada para hacer. Y que es un trabajo de hormiga lo que vengo ejecutando, y me pregunto si tendrá sentido haber hecho esta obra, como si no fuese ya un fin en sí mismo, exponerme así y actuar.

Si tuviera marihuana, pienso, por lo menos estuviese dopado, y eso me hundiría en la cama. No es sano, lo sé.

Espero con ansias que llegue el 20 de diciembre, así tengo vacaciones, tengo días libres, pero luego será enero, y volveré a esa oficina. Como mañana lunes, que estaré ahí de nuevo, sentado intentando vender, y sin ganas algunas de estar ahí, pero necesitando el dinero que obtengo y agradecido porque por lo menos tengo algo que hacer y no estoy sumido en la desocupación.

Entonces pierdo el tiempo. Busco alguna película en la cartelera en los cines cercanos a casa, pero nada me convence. Es tarde para ir al teatro. Tampoco quiero gastar. Y el domingo se pasa así, sin nada fructífero. ¿Acostarme a leer? Tal vez sea la única alternativa.

 

Después bloqueo a los hombres con los que hablo en redes y a quienes les he pasado alguna foto. Al final leí algunas páginas del libro de mi profesor.

Antes, algo triste me había puesto al pensar, o al percibir tal vez, la necesidad de un abrazo, el abrazo de un hombre, claro.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

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