Diario de abril II

Está tan hermoso el día afuera. No tengo plan alguno y este no es un muy lindo barrio para pasear. Con pasear, me refiero a caminar. Ya si tengo que tomar un colectivo, me desanima la cuestión. Supongo que haré ejercicio en casa. Tal vez mañana vaya a yoga, así siento que hago algo por fuera de casa. El lugar está justo al frente, pero es una actividad, por lo menos.

Por un lado, tan apurado, tan deseoso de que pase el tiempo para ahorrar dinero y, por el otro, recuerdo que es importante gozar el presente, el ahora, estos días de descanso que tan bien me vienen. Algo he escrito, pero no mucho. Y pienso en las ventas, en que, si bien no está mal para mi economía personal, con todo el asunto de la crisis, temo no destacarme, no llegar a los objetivos del año. Temo perder el trabajo, para hablar franco. Ayer en la noche leía sobre los despidos en masa de Clarín. Dicen que ocurrió lo mismo en el año 2000. Las cosas siguen empeorando. Si no leo noticias, si no me informo, ni me entero. Aunque en el trabajo, por supuesto, se siente el golpe de la recesión argentina, es ver el panorama lo que hace preocuparme, temer. Con todos estos sueños y deseos…

Si empiezo a hablar de temores me atacan todos. Las deudas de mamá, por ejemplo.

 

Algo de culpa por el día tan hermoso y yo aquí.

*

Fui y vine rápido. Caminé agitado: la zona no es linda, era mejor meterle apuro al asunto. Un poco discutí con los de la entrada porque no me gustó la ubicación que me dieron. Todo por ahorrarme cien pesos. Linda obra. La temperatura volvió a subir, así que fue en vano usar el sweater. Vine rápido a continuar en la vida de solitario.

A mejorar: la soberbia, la ira, la arrogancia. Leer tanto el blog ese que sigo casi a diario me ha hecho reconocer la pobreza en diferentes niveles en lo argentino. Entonces llego a un lugar y creo que piso desde arriba: peco de lo mismo que ellos, de la arrogancia del tipo clase media aspiracional.

*

De tan agitado que caminé ayer, tuve dolor de cabeza hasta la mañana de hoy incluso. Si llegué antes que los otros, por qué me dieron esa ubicación de mierda. Ya después logro calmarme.

 

Pierdo el tiempo. Me la paso pensando en cuándo entrar al gimnasio y en que necesito los auriculares para correr y la ropa, y que sin eso no puedo entrar, a ver si me siento un poco mejor con mi cuerpo. Ya estoy más delgado. Y he hecho ejercicio estos días. Pero quiero levantar un poco de pesas. Y usar el beneficio que me dan en el trabajo.

 

Culpable. Gordo. Alterado. Tal vez deba meditar.

Ir al gimnasio.

 

Recién fui a yoga. Lo escribo todo a falta de una actividad mayor.

Todavía, cuando reviso el celular, espero encontrar tal vez un mensaje del más reciente de mis amantes.

*

El miedo se profundiza en mí por la baja en las ventas, a causa de la suba del dólar. El otro día mi compañera decía “estoy preocupada”. Con lo que detesto yo que lloren. Después ellas son precisamente quienes venden más. Pero hasta que no se les da, no para de llorar. Espero que cumplamos los objetivos. Espero destacarme. En fin. Recién desperté y pienso en eso, porque algo de culpa siento por haberme tomado esos dos días feriados, jueves y viernes, por semana santa.

Quisiera sacarme ese miedo, el de que me despedirán por la baja en las ventas. Sé que mis jefas no lo permitirán. ¿O sí?

*

Domingo. Estoy tranquilo. Por suerte no busqué calle anoche.

El miedo se debe a que ya estuve desesperado, con el agua hasta el cuello. Y leer tanto sobre la crisis actual me hace temer.

Es domingo. Debo escribir y leer.

¿Soy un dependiente emocional? Lo pregunto por todo lo que me ha pasado últimamente, tanto lío con los hombres con los que estoy. Desde el año pasado, salir con uno y con el otro y después quedar devastado durante días y obsesionado durante semanas.

*

Los días hermosos, afuera. Y yo sin salir. Bueno, ayer fui a yoga. Por otro lado, mejor, me digo. Si así son las cosas y no me alcanza el tiempo para escribir y dormir lo suficiente.

Sólo me queda confiar. Los días apacibles traen consigo la esperanza en el futuro, en que será posible la felicidad, en que tampoco es necesario mucho y ya gozo de muchos factores que hacen que mi vida sea disfrutable.

¿Es posible una vida en la Argentina, hasta cuándo? ¿Qué ocurrirá con mi carrera de actor? ¿Cuánto tiempo más aquí? ¿Qué sucederá con esa deuda que no me permite tener acceso a tarjetas de crédito o productos de riesgo? ¿De qué manera haré más dinero? ¿Cómo podré migrar, bajo qué situación?

Vago, divago. A veces pienso que gasto demasiado tiempo en cosas innecesarias, como el Internet, por ejemplo. O como estas líneas, incluso. Me descubro con una inteligencia media, promedio, intentando hacer arte en el tiempo libre.

 

Que la cotidianidad no me arrastre, ya lo escribí, que sean días calmos. Creo que estaré bien, ahora que mejora mi estado de ánimo, ahora que no estoy obsesionado con nadie.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

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