Le he dicho al mendocino de vernos (he podido conseguir su teléfono de nuevo, le he escrito y seguimos en conversaciones), le dije de ir a un albergue transitorio (a un motel), y de pasar ahí un rato. Pero ahora dudo. Dudo porque he recordado el objetivo de mantenerme austero, y le he dicho que pagaría yo el albergue. Me parece gastar mucho en tan poco tiempo. A lo mejor prefiero estar tranquilo, en casa.
Pero qué digo. Ya iniciaba yo la búsqueda de albergues, cuando enciendo el celular y veo que el medocino me ha cancelado. Dice que está ocupado, que recuerde que hace mil cosas, y que no podrá verme.
La ira, entonces. Lo mismo de siempre. El desencuentro, el deseo no correspondido, la necesidad no correspondida. Y la pregunta de cómo responderle o si dejar que el silencio hable. La furia me hace querer herirlo, dañarle un poco su felicidad de joven enérgico. No haré eso, por supuesto. Supongo que el rechazo sucede, que debo aceptarlo, que es así.
La sensación de vacío. De lunes a la mañana, y el mundo ahí, afuera. Y yo con tiempo libre, y haberle dicho a alguien para compartirlo, y que me diga que no.
Y que si uno quiere, puede, pienso. Si él quisiera…
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Todo lo que hay que hacer. Algunas compras de alimentos. Hacer ejercicio. Planchar. Hacerme la cena. La vida del trabajador de clase media.
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La primera venta en el trabajo, y que lleguen buenas rachas… y haber ido a ver al Cobo ayer (el Cobo, personaje con el que supe acostarme durante un tiempo y con el que siempre ha habido conflicto), y que me haya sacado de su casa: ni sabía yo bien si quería coger con él, pero él se ha adelantado, y ni bien terminamos de comer la pizza, me dice que tiene que echarme, y abajo, ya despidiéndome, le pregunto qué pasó, y me dice que se le han juntado dos… ¿dos qué? No lo sé. ¿Dos chicos? “¿Entonces para qué me invitaste?”, le digo. Pero me dice que no me invitó, y tiene razón, pero no me refiero a quién propuso el plan, si no a que puso su casa para el encuentro, ¿qué esperaba, que me fuera rápido, a las dos horas? Y yo fui a hablar, a fumar marihuana y a comer pizza. Y ya me violentaba yo, ahí afuera, con el frío que empieza a golpear, y la indignación, y le digo que me ha hecho sentir mal, muy mal, y me dice “¿y todo el año que yo me sentí mal?”, y no sé a qué se refiere, ¿tanto dolor le causé? Le he roto el corazón, al parecer. Y vive ahora, intuyo, entre la contradicción de verme y “ser bueno”, y la del dolor que en algún momento sufrió a causa de su interacción conmigo. Le he pedido disculpas. Pero le he dicho también que no debí nunca volver a sus juegos locos. Juegos un tanto siniestros, debo decir, sí.
Y ahora perdonar, perdonarlo a él y perdonarme a mí.
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Querer salir sólo por buscar a alguien por buscar una persona para tener sexo, por la necesidad de amor, la necesidad del contacto físico, de cariño.
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A punto, otra vez. Sábado.
Hoy mis letras no me suenan tan bien, no me gustan tanto. Mis cuentos. El tiempo que le dedico a una cosa y a la otra. Debo terminar la obra de teatro que vengo escribiendo.
La soledad, el vacío y la necesidad de amor se unen y me ciegan. He estado a punto de recaer. Voy acercándome al círculo, y no debo, menos teniendo que trabajar, debo mantener mi mente sana. Mañana haré ejercicio, sí. Y tal vez vaya a caminar un poco, quién sabe. Debo escribir también, mantener la mente sana. Dos semanas y un gran feriado.
Tantas cosas quería escribir. Y ahora. Ahora que estoy solo, entonces me entra esta necesidad por huir de mis pensamientos.
Anoche igual me he entregado al vacío, después de la fiesta, me he ido con un colombiano, un caleño, me he ido a su casa, y después he descubierto que no me gustaba tanto como para penetrarlo dos veces. Y el mendocino nada que accede a vernos. Y yo sin saber bien por qué es que lo quiero ver de nuevo, si es mi ego, su felicidad de chico joven y sano, su entusiasmo soñador.
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¿Y si se me hubiera dado, si el tipo con el que hablé por Internet hace un rato me hubiese dicho que sí, que nos viéramos, qué hubiese pasado? Me hubiese duchado y hubiese ido, y hubiese esnifado con él, gastado dinero en vano, y estuviera ahora destruido, con la resaca y la culpa quemándome el pecho, el estómago.
Es mi soledad la que me hace necesitar algo diferente, algún plan, una salida, pasar mi tiempo con alguien.
Siento culpa, porque si no escribo me da culpa; si gasto dinero en fiesta me da culpa.
Escribir más, escribir mejor, escribir por escribir. Y andar a la caza de las sensaciones, las emociones, y racionalizarlas para describirlas después, buscrles palabras.
He estado a punto. Con el chico del chat hablamos de comprar merca, buscaba “vicio” él. Así llaman a la cocaína acá. Y yo que sí. Pero al final no lo vi. Hubiera sido un desastre, una locura. Y el mendocino que no responde mi último mensaje, y yo que quisiera no necesitar hablarle. No responde.
Es sábado en la noche. He pedido un arroz (un arroz que está tardando mucho más de lo anunciado) y me tomaré la ya consabida media pastillita para dormir, así mañana descanso como es debido. Y después, el ejercicio. Y lavar y planchar, y afeitarme, prepararme para toda una semana de trabajo. Y el mendocino. Los mismos temas. Estas ganas de estar de a dos, acompañado, de dar, recibir amor.
Y el Cobo, y el mendocino, y no encontrar, y haber empezado a buscar sin conciencia, haber empezado a salir sin saber que conocería a ese chico y quedaría prendido a no sé bien qué, como ya lo dije arriba. Compañía, amor. Las mismas necesidades, me paso escribiendo sobre las mismas necesidades, que me fastidian, me atormentan.
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Domingo. El perro de mi casera que ladra, se está ganando mi odio. Y la nariz tapada a causa del frío, que volvió. Dolor de cabeza que responde, creo, a no poder respirar bien por la nariz.
He meditado y eso me ha tranquilizado un poco los pensamientos locos que traía.
Ayer, esa búsqueda extraña de sexo y drogas, y que no se haya dado afortunadamente. He dormido profundamente, no es saludable, sería doloroso dedicarme a las drogas y al desenfreno, más si la noche anterior he salido de fiesta. Y entonces no sé si bloquearlo al chico ese, con el que conversé ayer y que tiene la facilidad de conseguir droga y que quiere que nos droguemos juntos, y hacer de las nuestras, lo de siempre. Pero si siempre que lo hice terminé vacío, terminé cansado, triste, ¿intento tapar un dolor de nuevo? Ahora, ya pasado el tránsito entre la casa de mamá en Macondo y la vida en la Furia, entonces siento la soledad de golpe, la necesidad, como ya lo escribí, de amor, de piel, y al no encontrarla fácilmente en las fiestas gay a las que voy con mi amigo Dickinson, o en los contactos que ya tenía, entonces contemplo como opción entregarme de nuevo al placer loco de la cocaína y el sexo. Y me miento porque me digo: sólo lo haré durante unas horas, sólo unas tres, cuatro horas. Pero luego, ya lo sé, la adicción es más fuerte, y el deseo de que no termine el goce me impide terminar pronto, y me veo destruido después. Si ya sé cómo es, ¿por qué creo que será diferente esta vez, por qué creo que podré controlarme? Me miento.
Sí, es pura, física y emocional necesidad de cariño, de compañía, de compartir.
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Tristeza de anochecer de domingo de otoño. Así estoy.
Lo conocés al grupo Fifí Tango? Hacen teatro drag. Quizá podrías contactarlo a ver si le interesaría tu obra, aunque desconozca el estilo. https://www.facebook.com/fifitangos/
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¡Hola, Isa! Voy a chequearlos. Si no es para mi obra, igual puedo ir a ver alguna performance de ellos o algo así. ¡Un abrazote! A abrigarse (aunque de a ratos todavía, por suerte). Saludote.
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Bueno anónimo, te pierdes y ni rastro. Un gusto leerte, escribís con mucha pasión. Un abrazooooooo grande para vos.
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Querida Meatov: la pasión de la hipersensibilidad, puede ser. ¿Cuándo podré volver a leerte en tu blog? Un abrazo enorme. Me encanta tenerte como seguidora del blog.
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A mi me gusta leerte. El días que escries no pierdo palabra. Estoy escribiendo el tarántula de la costumbre. Seguime ahi por favor. Abrazo grande.
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Ahí seguí un blog que se llama así, ¡espero que seas vos! Gracias por lo que me decís, Meatov. Un saludo enorme. Seguimos en contacto.
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Si. Ese es Anónimo. Gracias. Seguimos leyerdo. Cuidate.
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Hola anónimo, me ha gustado mucho este post. Te invito a que por favor te pases por mi blog, Felicidades por tu blog, un abrazo.
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¡Gracias, Maxii! Un saludo enorme. Me paso por tu blog y lo chequeo ni bien tenga un tiempo, así lo leo con calma. Gracias de nuevo por pasar por acá y por comentar. Que tengas una linda semana 😉
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