Luz por la herida

Tal vez sea yo demasiado sensible. Qué digo tal vez. Sí que lo soy. He pensado escribir esto desde anoche. Hoy medité sobre el sufrimiento, y no me queda otra más que escribir ahora para depurar un poco estas sensaciones que se me abarrotan en el cuerpo.

Me he tomado a mal la burla de mis compañeras, el modo en el que lo hacen, mi jefa. La burla inmadura. Al principio me pareció divertido, luego noté que no era el hecho, lo que yo había hecho, lo que le daba tanta gracia a la gordita avasallante: su carcajada imparable venía más del sujeto, de que era de mí de quien se burlaban, del nuevo. Me he entristecido. Algo pasajero. Pero me he quedado con la sensación de falta, de irrespeto. Y hoy he meditado sobre el asunto, una meditación guiada como la de (casi) todas las mañanas.

El tobillo sigue a medias, no sé cuándo podré ir al médico, me da vergüenza preguntar en el trabajo cuándo me activan el servicio de obra social. Hice ejercicio, pero a medias. Podría hacer más, ir a un gimnasio, pero no puedo si el tobillo sigue así, a medias.

Estoy emocionado por las clases de escritura, aunque sea lo menos, “un hobbie” (¡sí, claro!), pocas horas. Son épocas. Ya tuve épocas de dedicarme sola y exclusivamente a escribir. Como en la temporada en Macondo, que despertaba, y mamá no estaba, o sí, pero daba igual, y yo me iba a la compu, y gozaba y sufría tratando de redactar alguna historia, tratando de darle vida a la ficción.

Que qué estoy creyendo de los demás, qué estoy creyendo de mí, que los sentimientos dolorosos que surgen pueden ser la parte oscura de la herida, que si lo que creo hace que vea al otro como un enemigo, y que todo lo que estoy sintiendo sirva para despertar, despertar mi alma, mi cuerpo, conceptos que menciono ahora al pasar, tal vez sólo para recordármelos. Conceptos en los que no voy a profundizar acá, pero que me ayudan a seguir, más liviano, pero más firme. Y la frase de Rumi, esa frase reveladora: la herida es el lugar por donde la luz entra. Si uno se lo permite, le agrego yo. Se acerca el viernes. Vamos.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

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