Tal vez debería escribir alguna historia más desde mí. Quiero decir, más desde mi juventud, algo con más cojones, algo más profundo. Entre la acción y la poesía. Entonces recuerdo que los cuentos no son un intento de poesía, que un maestro decía que si la poesía llegaba, bien; pero que si no, es mejor mantenerse en el campo de la acción. Pienso en Andrés Caicedo, en Ray Loriga. Pienso en ellos porque he visto artículos sobre ellos hoy. Aunque no recuerdo ahora con exactitud sus novelas, y no podría hacer un análisis. A ver, las recuerdo, sí. Pero no como para analizarlas, no las tengo claras. Algo me dice que escribieron con los cojones. Y me pregunto si cuando alguien lea mis historias, si cuando alguien lea lo que he escrito, mis cuentos, si le parecerá eso, que he escrito con cojones. García Márquez dudó también de Cien años de soledad. Y no quiero parecer ahora un narcisista con delirios de grandeza, qué vergüenza. Aunque lo sea. No lo soy. (¿O sí?). Digamos que, aunque lo sea, no quiero parecerlo. Ante todo, la humildad, me digo desde hace un tiempo. Pero si García Márquez dudó… Reviso mis historias y las encuentro a veces tan fútiles (esa palabrita me sale una y otra vez: lo fútil, como el punto en el extremo contrario hacia donde me dirijo). Las críticas, el estilo, el contenido, la historia, la poesía. Qué más. Porque la literatura no son estas líneas, que tan fáciles se me dan, tan fáciles, estas líneas sobre mí, sobre mi vida. Lo que trato de escribir en mis días de escritor son historias, relatos, poner un personaje en un lugar, que se encuentre con otro, que haya un conflicto, y de repente, boom, magia, algo sucede (así lo dice el maestro King). Tal vez me preocupe mucho por una cosa que el tiempo y la Historia juzgarán. Tal vez sólo sea asunto de escribir y ya, que los demás decidan. En todo caso, en un momento de narcisismo grandioso, me he dicho que tal vez después pueda armar un libro con algunas de estas columnas tan personales, a manera de diario. Si se corrigen bien… Aunque eso me represente el fin de la amistad con algunos. Qué más da. Mejor estos escritos que los diarios. Los diarios sí que no. Tampoco, siendo honesto, creo que tengan valor literario alguno. Además, después me pregunto “para qué”, hay cosas que es mejor no sacarlas a la luz. O mejor: hay miserias que prefiero no exorcizar con nombre propio.
Mientras tanto no dejes de escribir, a mi me gusta lo que haces.
LikeLiked by 1 person