Todos los días llamo a mamá. Hoy tal vez no. Me he repetido toda la semana que debo dejar de hacerlo. El lunes hablábamos tranquilos hasta que se me ocurrió darle optimismo, decirle que todo iba a estar bien, que tuviera confianza en Dios. “Tienes que conseguir un trabajo, tienes que conseguir un trabajo”, me repitió en tono de cantaleta. Yo quedo histérico. El miércoles me preguntó por las tormentas en Bogotá. Me dice: “No me gusta esa ciudad”. Y agrega: “Y no me gusta la gente que no trabaja”. Me está presionando. Y tiene razón. Sí.
Me enoja que no valore que por lo menos pagaré mi alquiler en diciembre porque me pagarán los capítulos de la novela esa en la que trabajé. Quiere más. Claro. Yo también. Me excuso. No se lo digo. Pero insisto en que no busco un trabajo de tiempo completo porque no me permitiría actuar, hacer castings o hacer teatro. Y aquí en Bogotá, en Colombia, no es lo mismo que afuera, los trabajos de medio tiempo son muy mal pagos.Un amigo argentino me ha ofrecido hacerle unos contactos para vender unos productos importados. Me dedicaré a eso. Aunque no sea un dinero que llegue inmediatamente. Mis días se componen de ejercicio y escritura. Me siento al lado de la ventana, veo llover y escribo. Medito. Leo. Como sano: sin grasas y controlando los carbohidratos. Me gusta así. Radical self care. El fin de semana se acerca. ¿Mantendré la calma? Sí, mantendré la calma.
Siempre tengo alguna dolencia: me caracteriza la hipocondría. El oído derecho sigue molestando. Aún no he ido al médico. No he pagado el seguro de salud por varios meses. No fumo desde el lunes. Mañana tal vez Áspora me regale un poco de hierba. Este fin de semana es feriado en Colombia otra vez. Vamos.
Me identifique contigo hermano! Saludos
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Gracias por pasar y por comentar. ¡Saludo!
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