Esta ciudad es un desastre. La ignorancia y la inmundicia nos poseen. Las diferencias de clases sociales son abrumadoras, al igual que la falta de educación. Somos una cultura conservadora, con doble moral y mente cerrada. Regresé de Buenos Aires porque creo que aquí tengo mejores opciones para avanzar en mi carrera como actor. Pero no me gusta esto, la cotidianidad se me hace pesada. ¿Cuestión de gustos? Tal vez. Moverse de un lado a otro puede ser una odisea, una tortura. El clima cambia todo el tiempo, uno experimenta todas las estaciones en un mismo día, de un segundo a otro. Pero eso sí, todas las noches hace hace frío. El invierno, siempre latente.
Ya pronto cumpliré un mes sin cocaína. No he dejado el alcohol ni la marihuana. Pero no he consumido cocaína. Tampoco he tenido sexo. No he tenido excesos.Eso es bueno. Aunque la recuperación debe ser total. Hablé con mi tía terapeuta que vive afuera y me dijo que escribiera objetivos, que lo hiciera no pensando en que me privo de algo, sino en que gano algo; no pensando que me alejo de algo sino que me muevo hacia algo.
El sábado salí a una discoteca gay con mi amiga Adela y sus hermanas. Tomé, pero no tanto. Fumé, pero no tanto. Terminé en Mc Donalds. Había comprado entradas para ir a cine el domingo temprano. Y fui. La película empezó a las 11. Y ahí estaba yo: con un café en la mano, en la localidad adquirida. Luego caminé y fui a comprarle un regalo a mamá: un aceitito de marihuana. Me siento orgulloso de mantenerme motivado. Pero siento que el tratamiento puede ser total. Mi tía
me dice que cuando uno hace una dieta, la hace completa. Que tengo que dejar de ir y venir: debo tomar la decisión y dejar todo del todo por un tiempo largo.
Todos tienen una tribu aquí. Yo no. Es como si quisiera estar acompañado más tiempo, acompañado y mimado, amado. Hablo de un hombre. Pero tengo esta sensación, esta idea de que eso traerá dolor. El dolor es inevitable para crecer. Pero yo no quiero sufrir más. Creo que es mejor continuar solo por ahora. Necesito alguien con quien tener una aventura y buen sexo.
Cada vez que llega la época de pagar el alquiler, mamá dice que no sabe qué vamos que hacer. El otro día me advirtió que teníamos una conversación pendiente. Está endeudada. Hace un año vivo aquí. Antes viví en Buenos Aires durante muchos años. Aquí tengo amigos que trabajan en la televisión y en el cine. Así que decidí que aquí tendría un mejor desarrollo. Las cosas no han sido tan rápidas como imaginaba y todavía no me puedo mantener solo. Mamá vive en la costa. Yo vivo del dinero que me dan ella y mi padre. Cada uno, por su lado. Ella saca de donde no tiene. Yo he trabajado poco. Los proyectos en los que me he involucrado todavía no me han dado dinero. Pero ahora estoy animado. Así que el balance más que positivo es optimista: lo correcto y lo perfecto vendrá a mi vida, me digo.