Buen cuidador (o Día 7)

La culpa llega porque ya he tenido campanazos de alerta que indican que debo cuidarme, que debo cuidar mi salud. Campanazos de alerta es un eufemismo para enfermedades de transmisión sexual. Estoy profundamente convencido de que es una lección de vida. Dicen que cuando uno quiere preguntar (a Dios, a la Vida, o simplemente cuando quiere saber la respuesta de algo), es importante escuchar cada cosa que ocurre como una posible respuesta. Eso y no buscar una racionalización de la respuesta, si no habitar la pregunta. Pues bien, yo he llegado a la conclusión de que aprender a cuidarme a mí mismo. A ser un buen cuidador para mí.

En clase de acrobacia, en la escuela de arte dramático, un día el profesor dijo que era muy difícil cuidarme, que necesitaba un buen cuidador. Ese cuidador para mi vida debo ser yo. Pero sigo autodestruyéndome. Sigo teniendo esta baja tolerancia al dolor, y entonces me emborracho y busco sexo, drogas.

VanGogh-starry_night

Ayer estuve a punto de salir. Y últimamente cada vez que salgo, lo hago con la ilusión  de encontrar cocaína, de drogarme y buscar hombres. No fue siempre la cocaína: tuve épocas en las que consumí pastillas y gh, o momentos en los que sólo bebía alcohol y eso me desinhibía y bajaba mis filtros lo suficiente para irme a la cama con cualquiera. En un momento, al principio de todo, hasta sobrio lo hice. Sí, hace unos siete años más o menos, antes de conocer a quien sería mi pareja después, buscaba hombres por Internet, en las tardes o temprano en las noches, y me iba a acostar con ellos. Marihuana fumé siempre. Pero no puedo decir que iba a esos encuentros bajo la influencia del humo de la hierba. Ahora no podría tener sexo así y sobrio. Necesito estar en un estado de conciencia bastante alterado, si no, no me entrego a la lujuria.

Author: Anónimo Temporal

Empezaré por un diario de mi propósito de recuperarme del abuso a ciertas sustancias y al sexo. Contaré historias sobre mi vida. Si toda narrativa es ficción, esta es, entonces, la ficción de mis días, la ficción de mi vida.

Leave a comment